¡Porque lo digo yo!

Narra la historia de una madre protectora (Diane Keaton) y sus tres hijas: la estable Maggie (Lauren Graham), la sexy e irreverente Mae (Piper Perabo) y la insegura y adorable Milly (Mandy Moore). La madre, una vez que sus dos hijas mayores ya están casadas, se pone como principal propósito "ayudar" a su hija menor Milly a encontrar al hombre perfecto. Para ello pondrá un anuncio en internet buscando candidatos sin que su hija lo sepa. Cada día es más difícil asumir responsabilidades y tener la madurez necesaria para formar una pareja con visión de futuro. Esto desquicia a progenitoras tan organizadas como Daphne. Afortunadamente no todas se atreven a llegar a los extremos que logra Daphne… pero, claro, esto es una película. Sin embargo, el autoritario ¡porque lo digo yo! del título da fe de la imposición a la que hay someterse sin rechistar porque “ellas saben qué es lo que es bueno para sus hijos” y pueden decidir por sus vástagos.

Me declaro partidaria de la comedia romántica, y parto de la base de que la mayoría de ellas tienen tanto de real como las películas de ciencia ficción. No obstante, no me gusta que me tomen el pelo. Esta peli contiene sonrisas y momentos conmovedores repartidos cuidadosamente, empieza con vigor, marcando las distancias con respecto al grueso del género mediante algún toque de sofisticación, pero no tarda en decaer su ímpetu en los territorios de la apatía y el lugar común. Daphne y Milly no tardan en parecer dos histéricas que se comunican a grito pelado. Puede que en EE.UU. sea muy común, pero aquí no es normal que una madre y sus hijas se pongan a hablar sobre orgasmos mientras compran zapatos, por lo menos entre las mujeres que conozco no es habitual comentar tu vida sexual con tu progenitora. Tenía a Diane Keaton por una gran actriz; en cambio, aquí está tan pasada de rosca que decepciona a pesar de que tiene momentos divertidos. Lo confieso, no la aguanto desde que me enteré de que se enrolló con Keanu Reeves. Qué mala es la envidia.