En esta película se narra la historia de Michael Clayton (George Clooney) que trabaja para uno de los bufetes de abogados más importante de New York. Su trabajo precisamente no es de abogado sino el de arreglar rápida y correctamente los peores casos que llegan al bufete desde atropellos con fuga hasta los casos más desafortunados de los políticos deshonestos. Clayton quiere dejar todo este mundo pero sus deudas tras un divorcio complicado y su debilidad por el juego le impiden alejarse del trabajo que tanto detesta. Pero el peor problema para Clayton llega cuando uno de los mejores abogados del bufete sufre una crisis e intenta tirar por la borda un trabajo que significa millones de dólares. Clayton deberá resolver el problema enfrentándose a su amigo y a su propia moral.
Siempre resultan atractivas al público las películas con una gran multinacional de fondo que intenta tapar sus errores y muertes escondiendo documentación o haciendo uso del peor chantaje tanto moral como económico. La película me mantuvo entretenida a lo largo del metraje. Clooney, que por muy guapo que sea nunca me ha atraído especialmente, está soberbio interpretando a un pobre perdedor sumergido en un dilema ético y moral directamente relacionado con el mundo laboral y de los negocios. El resto del reparto está también a su altura. Tanto George como el secundario nominado por este trabajo, Tom Wilkinson, se merecerían sendos Oscars, aunque no creo que se los lleven.
1 comentario:
Pues a mi me gusta Clooney
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