miércoles, 17 de junio de 2009

El mundo


Sinopsis:

Hay libros que forman parte de un plan y libros que, al modo del automóvil que se salta un semáforo, se cruzan violentamente en tu existencia. Éste es de los que se saltan el semáforo. Me habían encargado un reportaje sobre mí mismo, de modo que comencé a seguirme para estudiar mis hábitos. En ésas, un día me dije: «Mi padre tenía un taller de aparatos de electromedicina.» Entonces se me apareció el taller, conmigo y con mi padre dentro. Él estaba probando un bisturí eléctrico sobre un filete de vaca. De súbito, me dijo: «Fíjate, Juanjo, cauteriza la herida en el momento mismo de producirla.» Comprendí que la escritura, como el bisturí de mi padre, cicatrizaba las heridas en el instante de abrirlas e intuí por qué era escritor. No fui capaz de hacer el reportaje: acababa de ser arrollado por una novela.

Suelo ser bastante escéptica con la lectura de novelas con grandes premios, más si se trata del Planeta. Muchas veces me ha gustado más el que ha quedado como finalista que el que ha obtenido el galardón, claro que éste es del autor de más renombre y tirón mediático para que se venda más. Sin embargo, confieso que me he tragado mis suspicacias tras la lectura de El mundo, de Juan José Millás, premio Planeta 2007, que me ha prestado mi amiga Mariló.
En esta novela de tinte autobiográfico, Millás nos explica su infancia/adolescencia, primero en la paradisíaca Valencia, después en un sórdido Madrid. Todo en su relato deja un gusto onírico, a ficción, debido a la inverosimilitud de muchos de sus actos y situaciones en las que se ve metido.
El joven y adolescente Juanjo, conoce de primera mano el rechazo del primer amor, la pérdida de un amigo de juegos “El vitaminas”, el primer sexo manual, la presión de suspender siempre y tener que estudiar el verano en una academia dirigida por tres sujetos atroces o incluso llegar a ser un agente de la Interpol, ficticio obviamente, pero él aún no lo sabe. Y, sobre todo, su descubrimiento de la literatura. Juan José Millás pasó de ser un niño pusilánime y espectral a convertirse en un escritor. En el camino descubrió su creatividad, la capacidad para contar historias, la fascinación por la lectura.

Los episodios del Millás adulto no me parecen tan interesantes. Con todo, se trata de un libro de lectura agradable, en el que, a pesar de la distancia temporal y espacial, muchos nos podemos sentir identificados en algún momento.

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