Sinopsis:
Alira, heredera de la mansión y las tierras que su familia conserva desde hace generaciones, se debate entre mantenerse fiel a sus orígenes o adaptarse a los nuevos tiempos. Cuando cree encontrar la respuesta a sus dudas, una misteriosa desaparición perturba la aparente calma que reinaba en la casa, la única habitada en un pequeño pueblo abandonado. Un guiño del destino la obligará a enfrentarse a su pasado y a cuestionarse cuanto para ella había sido inmutable. A partir de ese momento comenzará a sentir algo para lo que nunca pensó estar preparada: el amor.
No había leído nada de Luz Gabás hasta ahora, solo había visto la versión cinematográfica de su gran éxito de ventas Palmeras en la nieve.
Algo tendrá el agua cuando la bendicen, según reza el refrán, de modo que me picaba la curiosidad de leer su última novela.
No sé por qué no le he encontrado el gusto ni a su estilo de escribir (correctísimo, no lo niego) ni al planteamiento de la historia ni al desarrollo de los personajes. Me daba la impresión de que estos últimos eran maniqueos, sin profundidad suficiente para que su evolución sea verosímil. Y eso que el trasfondo de la despoblación/repoblación de las zonas rurales me interesaba.
Me siento mal escribiendo esto, porque lo más probable es que la novela sea del agrado de muchos lectores, pero a mí no me ha convencido. Quizá sea por las circunstancias en las que la he leído, que el confinamiento no ayuda.
1 comentario:
Si no ha gustado, no ha gustado. Y punto. Puede que otras personas disfruten de ella, pero hay veces que un libro no nos entra ni por el ojo ni por el corazón. Otra vez será.
Publicar un comentario