domingo, 22 de marzo de 2020
Mientras dure la guerra
Sinopsis:
España. Verano de 1936. El célebre escritor Miguel de Unamuno decide apoyar públicamente la rebelión militar que promete traer orden a la convulsa situación del país. Inmediatamente es destituido por el gobierno republicano como rector de la Universidad de Salamanca.
Mientras tanto, el general Franco consigue sumar sus tropas al frente sublevado e inicia una exitosa campaña con la secreta esperanza de hacerse con el mando único de la guerra. La deriva sangrienta del conflicto y el encarcelamiento de algunos de sus compañeros hacen que Unamuno empiece a cuestionar su postura inicial y a sopesar sus principios.
Cuando Franco traslada su cuartel a Salamanca y es nombrado Jefe del Estado de la zona nacional, Unamuno acudirá a su Palacio, decidido a hacerle una petición de clemencia.
Esta fue una de las películas cuyo estreno me perdí por la hospitalización de mi marido. Tenía ganas de verla por varias razones, porque sigo la carrera de Amenábar, y porque me alegra que una figura literaria, Miguel de Unamuno en este caso, protagonice una película de presupuesto.
Aunque a priori un film con la Guerra Civil Española de fondo dé pereza (por lo menos a mí), me temo que sigue siendo necesario, que todavía quedan brechas abiertas, cosa que me cuesta entender a estas alturas del siglo XXI, la verdad.
¿Cómo se puede alentar consignas de "¡Viva la muerte!", que, en palabras de don Miguel, es lo mismo que "¡Muera la vida! "? Unamuno se grangeó enemigos en ambos bandos al afirmar que "fascismo y bolcheviquismo son las dos caras de la misma moneda".
"Venceréis pero no convenceréis", sentenció el profesor, con toda la razón.
Buena película, que tuvo que repartir premios Goya con Dolor y gloria.
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