lunes, 24 de agosto de 2020

Little Fires Everywhere



Sinopsis:
En un plácido suburbio de Ohio vive Elena, una periodista local que sigue las reglas meticulosamente y que ayuda a mantener el orden en Shaker Heights al mismo tiempo que intenta sacar adelante a su familia de seis. Cuando Mia y su hija Pearl se convierten en inquilinas de Elena, las dos mujeres chocan, pero sus hijos se hacen amigos.

Me gusta que las series concluyan en una temporada y no se eternicen. Normalmente, las que, como esta, se basan en una novela, no suelen ir más allá de lo allí relatado. No obstante, casos ha habido en que, por aprovechar el tirón del éxito, se han alargado para peor. Espero que no suceda aquí.

En cuanto al argumento, gira en torno a uno de los mayores misterios de la vida: la maternidad. Como no soy madre ni lo he querido ser, se me escapa la dimensión a la que solo me puedo aproximar desde la perspectiva de hija.

A priori, el planteamiento parece un poco simplista al identificar como buenas a las madres pobres y malas a las ricas. No me parece tan maniqueo, porque en todas partes cuecen habas. Supongo que quieren decir que las ricas deberían ser mejores progenitoras porque no sufren problemas económicos. En mi opinión, no toda la culpa la tienen las madres. La mía solía decir para referirse a los hijos: "Todos de un vientre y cada uno de un temple". La personalidad de los hijos no depende en exclusiva de la crianza.

La serie, que no deja de ser un culebrón, como dice mi amiga Mari Pau, está liderada por dos grandes actrices como Reese Whiterspoon y Kerry Washigton. En torno a ellas, prole y parejas con sus propios conflictos. Además, temas subyacentes tan importantes como el racismo y el feminismo. Para redondearla, un homenaje a los años noventa.


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