lunes, 31 de agosto de 2020

Muerte en Salisbury



Sinopsis:
En marzo de 2018, los ojos de todo el mundo se giraron hacia la ciudad británica de Salisbury, epicentro de lo que se definió como uno de los más grandes sucesos políticos del siglo XXI. La serie recrea con gran suspense el caso real de una cadena de envenenamientos ocurridos en una ciudad del condado de Wiltshire en 2018 con ‘novichok’, uno de los agentes nerviosos más letales desarrollado en la URSS en los años 1970 y 1980. Cientos de rastros de este veneno fueron encontrados por toda la ciudad, sumiendo a la población en una situación de extrema alerta e incertidumbre. Detrás del escándalo, un objetivo político: el intento de asesinato del exespía ruso Sergeoi Skripal y de su hija.

Esta miniserie de tres episodios se basa en hechos reales que ocurrieron en Salisbury hace un par de años. Por la gravedad, imagino que los medios de comunicación españoles se harían eco del suceso, pero lo cierto es que no me sonaba de nada. Perdonad mi ignorancia.

Cómo ha cambiado la percepción de ciertas cosas tras la pandemia. Por ejemplo, en la serie un policía es infectado por un veneno que le entró en el organismo a través de la piel. Ingresado en la UCI, ni el personal médico ni la esposa llevan mascarillas. Para colmo, ella lo toma de la mano sin guantes, que es para gritarle: ¡Que te vas a contagiar! Pensándolo bien, no hacía falta la pandemia para saber que en la UCI es aconsejable no tocar al paciente.

Aparte del policía contagiado, en la serie también aparecen las otras víctimas y la equivalente inglesa a nuestro Fernando Simón, la que tiene que lidiar con la población que se niega a un confinamiento por salvar la economía de la región. Al final, por fortuna si se compara con la masacre del coronavirus, solo hubo dos muertos, a cuya memoria está dedicada la serie. El resto de los personajes reales aparecen en los títulos de crédito finales, lo que llega a emocionar.


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