Esta vez cambiamos de restaurante pero no bajó la calidad de los platos. Como el menú incluía postre, la homenajeada le dijo a Rosa que no hiciera tarta. No obstante, no llegó con las manos vacías ya que nos obsequió con un delicioso brazo de gitano. Pero incluso mejor que la pitanza era la compañía y la conversación de estas maravillosas mujeres.
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