Sinopsis:
En el interior de una cabaña en el bosque, un padre hace una promesa a sus dos hijos: si son capaces de terminar un juego, tendrán lo que más deseen en la vida. Pero nunca acabó. Treinta años después, uno de los niños ha conseguido cumplir su deseo, su hermana no
Acabo de leer este libro y estoy tan impactada que no sé por dónde empezar. Si ya Invisible me dejó tocada, esta novela va por el mismo camino: una sacudida de emociones que llega a revolver todas las fibras.
Toca tantos temas, y tan interesantes y candentes, que nos abofetean por su excesiva presencia en nuestras vidas, aunque a veces no nos percatamos.
Para empezar, las redes sociales, ese invento diabólico que nos impele a difundir nuestras vidas por el mundo. Reconozco que soy usuaria de ellas, pero no hasta el punto de que me influya el número de likes, determinante para tanta gente, adolescentes incluidos, que es el grupo más vulnerable. No nos damos cuenta de cuánta información suministramos para que la publicidad a gran escala se introduzca en ellas. Somos carne de cañón para las grandes empresas de propaganda de toda índole: política, económica, social,... Entre toda esa supuesta información, nos llega gran cantidad de falsedades, muchas de ellas difundidas asimismo por la prensa, que también recibe su crítica aquí. Por no hablar de los reality shows, programas preparados de antemano que nos tragamos como verdaderos.
Por último, la amenaza de que la Tierra, que da título a la novela, tiene el tiempo contado mientras no paremos la destrucción a la que la estamos sometiendo.
Por si lo anterior no fuera suficiente, la novela es sumamente entretenida, con la narración en paralelo de dos historias narrativas que acaban por confluir, con una expresión literaria cristalina y atractiva para el lector.
Totalmente recomendable.
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