Sinopsis:
El 2 de julio de 2022, dos delincuentes se disponen a robar en una importante joyería de Ginebra. Un incidente que dista mucho de ser un vulgar atraco. Veinte días antes, en una lujosa urbanización a orillas del lago Lemán, Sophie Braun se prepara para celebrar su cuadragésimo cumpleaños. La vida le sonríe: vive con su familia en una mansión rodeada de bosques, pero su idílico mundo está a punto de tambalearse. Su marido anda enredado en sus pequeños secretos. Su vecino, un policía de reputación irreprochable, se ha obsesionado con ella y la espía hasta en los detalles más íntimos. Y un misterioso merodeador le hace un regalo que pone su vida en peligro. Serán necesarios varios viajes al pasado, lejos de Ginebra, para hallar el origen de esta intriga diabólica de la que nadie saldrá indemne.
He leído todas las novelas de Joël Dicker desde La verdad sobre el caso Harry Quebert y, guste más o menos, no se puede discutir la capacidad narrativa del suizo.
Este quizás no sea su mejor libro aunque sigue siendo entretenido. Lo que parece un argumento sencillo, simplón incluso, lo va enredando con múltiples saltos cronológicos, marca de la casa, y vueltas de tuerca sorprendentes que, por lo menos yo, que soy muy cortita para eso, no veo venir.
También me encanta el amor por la literatura que muestra en sus libros, por la palabra escrita. Qué poder de enganche para no parar de pasar páginas y así llegar a la conclusión de la historia, puede que aquí un poco precipitada.
Seguiré leyendo las próximas novelas de Joël Dicker, que talento no le falta.
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