El sábado 18 perteneció a la histórica
época de lluvia durante varios días seguidos, lo nunca visto por estos lares,
de manera que Pedro me llevó en coche a la tasca Pepe para celebrar el
cumpleaños de mi amiga Loli, unas de las guapetonas. De hecho, cumplió los años
el día 3 pero pospuso la celebración porque supuestamente esa fecha yo no
estaría puesto que era el día que saldría para Madrid. Entre unas cosas y
otras, sobre todo teniendo en cuenta mi proceso de recuperación, no fue hasta
ese sábado que nos pudimos reunir.
Nos invitó a almorzar cada una lo que
quisiera, y sobre todo, lo más importante, es que pasamos una mañana estupenda
de cháchara y de risas. Nuestra amiga Rosa, excelente cocinera, aportó una
tarta de turrón, que era puro vicio, y entre todas le regalamos a la
homenajeada un bolso y un collar la mar de preciosos.
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