Sinopsis:
Es la historia de Alana Kane y Gary Valentine, de cómo se conocen, pasan el tiempo juntos y acaban enamorándose en el Valle de San Fernando en 1973.
De los estrenos de la semana pasada elegí Licorice Pizza por las críticas tan entusiastas que había leído. Me temo que las expectativas eran tan altas que me llevé una pequeña decepción, lo que no implica que me desagradase la película.
Se trata de una de esas que llaman coming of age. Aquí un chaval quinceañero se enamora de una joven una década mayor que él en el Hollywood de los años setenta, el mismo que homenajeó Tarantino. La recreación de la época está muy conseguida, desde luego. Lo que me descoloca es la figura tan marciana del protagonista, que invierte el dinero ganado como actor juvenil en diversas empresas. Dale dinero a un imberbe acneico en España a ver cuántos sacan su vena emprendedora. Cuánto se parece el chico, Cooper Hoffman, a su padre, el malogrado Philipp Seymour Hoffman.
Con apariciones estelares de Bradley Cooper y Sean Penn, se me acentúa la impresión de ser un compendio de episodios más o menos conexos.
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