Sinopsis:
En busca de trascendencia y prestigio social, un empresario multimillonario decide hacer una película que deje huella. Para ello, contrata a los mejores: un equipo estelar formado por la celebérrima cineasta Lola Cuevas y dos reconocidos actores, dueños de un talento enorme, pero con un ego aún más grande: el actor de Hollywood Félix Rivero y el actor radical de teatro Iván Torres. Ambos son leyendas, pero no exactamente los mejores amigos. A través de una serie de pruebas cada vez más excéntricas establecidas por Lola, Félix e Iván deben enfrentarse no solo entre sí, sino también con sus propios legados.
El viernes pasado me cogí el último Moscoso que me quedaba del año pasado. Para variar, fui al cine, acompañada esta vez de mi amiga Paqui. Vimos Competencia oficial, una supuesta comedia a tenor de lo que aparece en el tráiler (muestra de lo manipuladores que pueden llegar a ser), pero que, conforme avanza el metraje, más bien deviene una dramedia.
Por encima de todo, es un recital interpretativo de Penélope Cruz, Antonio Banderas y Oscar Martínez, brillantes los tres en unos papeles con múltiples matices, desde los más ridículos hasta los más emotivos. La guerra de egos de los dos actores en la ficción es antológica y el guion acierta a la hora de equilibrar las grandezas y sobre todo las bajezas de ambos: da igual quién nos caiga mejor, ninguno es mejor que el otro. Hay escenas que son tronchantes y otras que revelan la ruindad del ser humano. Por otra parte, me suelen gustar el metagénero de películas sobre el mundo del cine. La disfruté.
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