Sinopsis:
Verano de 1978. Ignacio Cañas es un estudiante de 17 años introvertido y algo inadaptado que vive en Girona. Al conocer al Zarco y a Tere, dos jóvenes delincuentes del barrio chino de la ciudad, se ve inmerso en una carrera imparable de hurtos, robos y atracos. Es la historia en la que Nacho se hace mayor, cruzando la línea que hay entre el bien y el mal, entre la justicia y la injusticia.
Tras la ceremonia de entrega de los premios Goya, me di cuenta de que aún no había visto esta película y eso que estaba en Netflix, así que le di una oportunidad para ver si se merece tanto reconocimiento. Lo cierto es que sí.
De Daniel Monzón no me esperaba menos que son muchas las pruebas de su pulso narrativo. Aquí retrata la época de mi niñez, que entonces tenía unos cuantos años menos que los protagonistas adolescentes. Nos retrotrae a las películas de quinquis de los años setenta, que nunca me gustaron. Menos mal que aquí no son tan desagradables. Al fin y al cabo, esto es una historia de amor, de primer amor además, y el resto es amistad de la que perdura con el tiempo.
La ambientación es perfecta hasta en los últimos detalles, reconocibles por quienes vivimos la época y aún nos funciona la memoria.
O sea que nada que objetar a los premios.
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