Sinopsis:
El arqueólogo Indiana Jones deberá emprender otra aventura contra el tiempo para intentar recuperar un dial legendario que puede cambiar el curso de la historia. Acompañado por su ahijada, Jones pronto se encuentra enfrentándose a Jürgen Voller, un ex nazi que trabaja para la NASA.
El día del estreno fui a ver Indiana Jones y el dial del destino en VOSE. ¿Hacía falta? No. ¿Es prescindible? Casi que tampoco, y que conste que lo digo porque el factor nostalgia pesa mucho. Me temo que la película se dirige a los que nos criamos con el arqueólogo de la media sonrisa socarrona y que peinamos casi tantas canas como él. No creo que las nuevas generaciones se apasionen por las aventuras de un yayo por muy en forma que parezca. Impone, y hasta da miedito, ver cómo de bien rejuvenecen en ciertas escenas a Harrison Ford, para regresarlo al final de la segunda guerra mundial gracias a esos efectos tan de moda que, por ejemplo, Keanu Reeves prohíbe por contrato que se utilicen en él.
La actriz inglesa Phoebe Waller-Bridge me encanta y, por supuesto, siempre es un placer encontrar a Antonio Banderas y oírlo en versión original, que suele meter palabras en español. La película me entretuvo y la disfruté, pero me faltaba algo, quizás el toque Spielberg.
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