En los años 50, un padre afroamericano lucha contra
los prejuicios raciales mientras trata de sacar adelante a su familia en una
serie de eventos fundamentales en su vida para él y para los suyos.
En estas mini vacaciones he visto esta película que tenía pendiente de la temporada de los Óscar.
Anuncio que es muy dura, como ya imaginaba. No sé cómo me las arreglo que no paro de leer o ver historias paterno-filiales, y aquí encontramos a un padre que no sabe cómo demostrar su amor porque tampoco lo sintió del suyo.
Como contrapunto, la figura femenina, esposa y madre
abnegada, ninguneada como mujer y negra en los años 50 por un marido machista
que reclama el derecho a vivir su vida por encima de ella, como si fuera un ser
inferior. Grandiosa Viola Davis.Más que merecido su Óscar a la actriz
secundaria. ¿Perdón? ¿Por qué no principal? ¡Si su papel es apenas unos minutos
más corto que el de Denzel Washington! Otra injusticia que no entiendo.
Lo que más lastra la película es la indudable
procedencia teatral que se nota desde el primer momento. Tampoco habría entendido mucho de no ser por los subtítulos pues el registro de habla no es muy estándar. Dicho esto, no me
arrepiento de haberla visto, aunque no creo que repita.
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