lunes, 2 de julio de 2018

El fuego invisible




Sinopsis:

David Salas, un prometedor lingüista del Trinity College de Dublín, se encuentra, después de aterrizar en Madrid para pasar sus vacaciones, con Victoria Goodman, una vieja amiga de sus abuelos y con su joven ayudante, una misteriosa historiadora del arte. Ese hecho trastocará sus planes y lo empujará a una sorprendente carrera por averiguar qué ha sucedido con una de los alumnos de la escuela de literatura que regenta lady Goodman. Para su sorpresa, la clave parece esconderse en el mito del grial y su vinculación con España.
Remotas iglesias románicas de los Pirineos, colecciones de arte en Barcelona, libros antiguos y extraños códigos en piedra se alinean en una trama llena de intriga que nos hará pensar sobre el origen de toda inspiración, literatura y arte verdaderos.

Por fin he podido leer el último premio Planeta. Si de por sí el galardonado es de los más vendidos en España, a ello se une que Javier Sierra es un autor muy popular por sus colaboraciones televisivas.
No es el primer libro suyo que leo. Alguna vez me he quejado de que la voz del narrador me parece la suya propia. En esta novela no he tenido tanto esa impresión, lo que agradezco.

En un momento dado, el protagonista habla de El código da Vinci de Dan Brown para contrarrestar los comentarios negativos que recibe de eruditos de la literatura y de la historia. En su día me negué a criticarlo, porque un libro que ha leído gente que nunca se había atrevido a disfrutar de la lectura me merece el máximo respeto. Volviendo al que nos ocupa, entiendo que el autor lo alabe pues mantiene la misma estructura que su predecesor, lo que no sé si considerar positivo o negativo. Aunque no me ha desagradado, tampoco me ha llegado a entusiasmar y ha habido momentos en que se me ha hecho pesado. Creo que el final es la parte más floja, con un deus ex machina que parece un parche. También es verdad que no se me ocurre otro alternativo convincente.

En la parte más positiva, aunque muchos las detesten, las lecciones de literatura, arte e historia. Me ha recordado la visita a Taüll cuando fui al Valle de Arán, aunque no pude ver el Cristo románico tan presente en la novela.

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