Sinopsis:
Historia ambientada 172 años "antes de Daenerys Targaryen", y en el noveno año del reinado de Viserys Targaryen, un rey cuya línea de sucesión está en peligro. Su esposa Aemma está embarazada, aunque no hay garantía de que dé a luz a un heredero varón. Si no lo hace, entonces el Trono de Hierro recaerá, bien sobre el hermano de Viserys, Daemon, un gobernante impulsivo y potencialmente tiránico; o bien, rompiendo con la tradición de preferencia del varón, en la hija adolescente de Viserys, Rhaenyra, cuyo reclamo del trono está destinado a tener una fuerte oposición.
Admito que vi todas las temporadas de Juego de tronos, aunque me armaba un embrollo morrocotudo con tantos personajes, tantas casas, tantas relaciones amorosas, bélicas y de toda índole. Cuando leí que esta serie se centraba solo en los Targaryen me alegré porque me armaría menos lío. Algo sí, pero no mucho.
No voy a entrar en la polémica sobre la cacareada diversidad racial. Lo que sí puedo afirmar es que los Targaryen de piel oscura deberían quejarse de las fregonas que les han puesto de pelucas.
Otro motivo de queja serían las exageradas, por no decir falsas, declaraciones de Matt Smith sobre las abundantes escenas de sexo. Qué va, ni punto de comparación con la serie original.
Eso sí, dragones hay para dar y vender, lo que es un motivo de alegría para los aficionados al género.
Una cosa que me pasa cada vez más en las últimas series que veo es que la mayoría del reparto me resulta desconocido. Aquí, aparte del susodicho Matt Smith, solo conocía a Paddy Considine, cuya interpretación es excepcional, merecedora de premios.
Si de esta temporada no me he enterado del todo, miedo me da cuando llegue la próxima, agravada por la pérdida de recuerdo.
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