El fin de semana pasado fueron las fiestas del barrio de San Ramón, que siempre han marcado el final del verano. La tradición dice que por las noches refresca y es imprescindible llevarse una rebequita a la verbena. La primera excepción fue el año pasado que hizo un frío que pelaba. Pero frío, frío. Por el contrario, estos días Mari Pau no ha tenido que vaciar su armario para prestar chaquetas a las amigas que la acompañábamos. Los mayores del lugar no recuerdan unas fiestas tan calurosas.
Mari Pau nos preparó, como de costumbre, una opípara cena, con pastelitos y pastas de postre. ¡Y aún quería embutirnos a helado! Pasamos una velada estupenda de cháchara.
2 comentarios:
Estamos en tiempos de fiestas. Por aquí por la provincia de Jaén gran parte de los pueblos celebran sus fiestas entre agosto y septiempre.
Bellas las dos, saludos!!!!
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