Sinopsis:
En un hotel de París, entre el teatro del Odeón y el bulevar Saint-Germain, un hombre recuerda su juventud, en un hipnótico relato que nos habla de una época que fue y de la que apenas queda rastro. ¿Sus escenarios?: Palma -la ciudad mediterránea- y Barcelona -la ciudad mestiza, que todo lo fue- a mediados de los años setenta, cuando el viejo orden se estaba desmoronando y el nuevo no existía aún.
No suelo hacer reseñas de libros que no he acabado de leer ni quizás debería. No obstante, quiero comentar el porqué no llegué a la mitad de este.
Es una mirada nostálgica a la joven gauche divine mallorquina de los años 70, de correr frente a los grises e intentar luchar contra la dictadura. Y digo intentar porque me da la sensación de que era lo que ahora llaman postureo más que compromiso.
Para situar la acción, el autor despliega tal cantidad de referencias musicales, literarias y cinematográficas de la época que llega a agobiar. Quizás si se tratara de la década posterior, que es la que conocí, no me resultaría tan cansino.
Puede que más adelante la novela se pusiera interesante, pero no pude continuar, fue superior a mis fuerzas.
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