Sinopsis:
Basada en la novela autobiográfica de Susannah Cahalan, cuenta la historia del descenso de una joven mujer hacia la locura a causa de una extraña enfermedad mental derivada de una encefalitis.
Comienza en el momento en el que despierta en una habitación de hospital sin recordar nada de lo sucedido en los meses anteriores, en los que ha sufrido una serie de ataques y episodios violentos, así como un desorden esquizofrénico afectivo.
Cuando os hablé de la serie Berlín Station, os referí que tengo unas amigas que son devotas de Richard Armitage. Fueron ellas quienes me avisaron de que circulaba una copia por la red de esta película antes de estrenarse en salas, si es que llega. Ellas ya se habían leído el relato autobiográfico en que se basa la película. Yo no, aunque conocía la premisa.
El papel de Rich, todo un FILF, es (demasiado) secundario y no adquiere la relevancia que debería por su talento y su porte. Admito que sin su presencia poco me habría interesado, en lo que me reafirmo tras el visionado.
La actriz protagonista es Chloë Grace Moretz, lo que me hizo pensar en nuestro amigo Juanfra pues sé que es de su agrado.
Retomando la película, aunque con más presupuesto apenas supera un telefilm de sobremesa sobre enfermedades extrañas. A este respecto, pasamos más de tres cuartos de metraje preguntándonos qué le pasa a la muchacha y la solución nos la dan en diez segundos, que si parpadeas te lo pierdes. Creo que se merecería una explicación más detenida, junto a un trabajo más intenso de empatía, que el sufrimiento de la pobre puede resultar cansino.
Lástima de enfoque y desarrollo del tema.
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