martes, 21 de noviembre de 2017

La Liga de la Justicia



Sinopsis:
Motivado por la fe que había recuperado en la humanidad e inspirado por la acción altruista de Superman, Bruce Wayne recluta la ayuda de su nueva aliada, Diana Prince, para enfrentarse a un enemigo aún mayor. Juntos, Batman y Wonder Woman se mueven rápidamente para intentar encontrar y reclutar un equipo de metahumanos que combata esta nueva amenaza. El problema es que a pesar de la formación de esta liga de héroes sin precedentes –Batman, Wonder Woman, Aquaman, Cyborg y Flash– puede que sea demasiado tarde para salvar el planeta de una amenaza de proporciones catastróficas.

El sábado 18 fue el 17º aniversario de conocernos Pedro y yo. Más que por el acontecimiento en sí, este año me apetecía celebrarlo por mi buena salud, dado que el año pasado me encontraba hospitalizada. Lo pospusimos un día porque, reíos, el sábado había partido del Barcelona. La verdad es que me daba igual un día que otro. Así pues, comimos en el kebab del centro comercial al que solemos ir y luego entramos a ver La Liga de la Justicia.


Menos mal que se ha rebajado el tono sombrío de Batman v. Superman, que llegaba a agobiar. Prueba de ello es que Henry Cavill deja de fruncir el ceño exhibe su preciosa sonrisa. Antes de seguir babeando, mejor dedico dedico unas líneas a comentar la película. Sigue las pautas del género de superhéroes que tan de moda están: amenaza de destrucción mundial, un villano cutre y horrible, luchas, despliegue de superpoderes y gadgets, y algún que otro enfrentamiento verbal entre los personajes. Lo bueno es que no llega a cansar porque tampoco abusa de metraje. No miré el reloj, lo que es buena señal.


Con el espíritu de "solo no puedes, con amigos sí" que la competencia marvelita inició con los Vengadores, se reúne un grupo tan dispar como los susodichos más Wonder Woman (nuevo ídolo de Luna y Lucía), y el trío de recién llegados que ya nos presentaron en la entrega anterior. Al que menos conozco es a Cyborg. Al que más, a Flash, que para eso voy por la tercera temporada de la serie, lo que me ha hecho encariñarme con su protagonista y prefiero a Grant Gustin a Ezra Miller, sin tener nada en contra de él, que parece muy majete. Aquaman no podría estar mejor representado que por ese prodigio maromil llamado Jason Momoa.


Es un tremendo dilema dilucidar quién está más buenorro, si Cavill, con su poblado pecho lobo, o Momoa y su salvaje melena. Las escenas que salen descamisados son demasiado escasas y estoy pensando en abrir una petición en change.org para pedir que las aumenten. El que ha debido perder la forma es Ben Affleck, cuya cara se ha ensanchado y no se quita el traje con músculos de pega. Cavill, al que adoro desde su Charles Brandon amigo de Enrique VIII, está para comérselo, de verdad, y me ha reconciliado con el Superman que nos presentó en El hombre de acero.

Me acabo de dar cuenta de que me ha salido una reseña demasiado hormonada. Cosas de la edad.

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