Sinopsis:
En 1973, una chica de 18 años llamada Beth y su tío Frank se embarcaron en una aventura por carretera que les llevaría de Manhattan a Creekville, en Carolina del Sur, para estar presentes en el funeral del patriarca de su familia. Durante el viaje se une a ellos inesperadamente el amante de Frank, Walid. Juntos, descubrirán el verdadero significado de la familia y de la libertad.
Esta es de mis películas favoritas vistas en las vacaciones navideñas.
Cuando empieza, sugiere una historia que pronto se revela errónea, por fortuna. El tío Frank no piensa seducir a su sobrina adolescente, como temíamos, ya que es homosexual en secreto, como no podía ser de otro modo en la América profunda de los años 70. Por eso huye a la ciudad de Nueva York donde la tolerancia era mayor. Pero volver al pueblo por la muerte de su padre, que hoy sería prototipo del votante de Trump, desencadena la revelación.
Supongo que el director, Alan Ball, se basa en recuerdos de infancia. Sabiendo que fue también el creador de True Blood, me dio la impresión -totalmente infundada- de que el personaje de Frank estaba destinado a mi querido Alexander Skarsgard, lo que no me impide alabar el espléndido trabajo de Paul Bettany.
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