Sinopsis:
10 famosos tendrán que preparar una serie de postres. Cada episodio consta de dos pruebas y uno de los participantes será eliminado al final de cada capítulo. El precio será una donación de 100.000 euros a la ONG que elija quien se lleve la victoria.
No me considero nada entusiasta de los programas de televisión sobre cocina, un tema que no podría estar más alejado de mí, incluso como destinataria, ya que no soy nada gourmet.
Si alguna vez he visto MasterChef, ha sido en la edición de Celebrity, para ver cómo reaccionan los famosos ante los retos y la presión de los tres chefs estrellas. En mi opinión, llevan el papel de exigentes demasiado al límite. Cosas de la televisión y la audiencia, supongo.
Ante el panorama expuesto, os podéis preguntar qué me animó a ver este reality de Amazon. Por tres razones. La primera es que se centra en la repostería y ya sabéis lo golosa que soy. De hecho, sufría viendo las maravillas preparadas y se me hacía la boca agua sabiendo que no las iba a degustar. La segunda, porque el trato de los jueces es más amable, sin dejar de ser severo cuando es necesario. Y la tercera, la presencia de Andrés Velencoso.
Aun sin él, vería una segunda temporada, por apostar por el compañerismo, el humor y el buen rollo..
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