Sinopsis:
Cuenta la historia real del británico Louis Wain, un artista, inventor y empresario, que hizo todo lo posible para cuidar de sus cinco hermanas y su madre. Dos eventos cambiaron su vida para siempre: conocer a Emily, el amor de su vida, y adoptar a Peter, un gatito perdido. Los dos se convertirán tanto en su familia como en su inspiración para pintar las extraordinarias imágenes de gatos que lo hicieron mundialmente famoso.
Sin saber si hay datos confirmados al respecto, yo diría que Benedict Cumberbatch ostenta el récord de haber interpretado la mayor cantidad de personajes que han existido realmente, y este es el último hasta la fecha.
Mi ignorancia continúa porque no conozco al ser tan pintoresco que da título a la película, una especie de genio multidisciplinario cuya vida personal no fue pareja a su talento, quizás por ciertos desequilibrios psicológicos que no casaban bien con la obsesión por la electricidad o el divertimento de pintar gatos antropomorfos.
Con unas premisas tan poco usuales, lo curioso es que la película es agradable de ver, gracias a un ligero tono de comedia y, sobre todo, al trabajo actoral del susodicho Cumberbatch, que sabéis que me encanta, y el de la no menos adorable Claire Foy.
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