Goyas 2010

Anoche tuvo lugar la entrega de los Goya, considerados los Oscar del cine español. Por fin una gala amena y ligera a la que también ayudó –todo hay que decirlo- que no hubiese publicidad. Buenafuente estuvo genial, chispeante, soltando algunas puyitas pero sin ofender. Brillante el corto de apertura de la ceremonia en el que colaboraron actores y directores famosos. A la altura de las galas de los Oscar, no faltaron efectos especiales como el tsunami que dejó a Andreu empapado, la interacción con Pocoyó, el tráiler de coña de “Celda 211” o el número musical con Secun de la Rosa y Javier Codino, por poner unos ejemplos.

Penélope Cruz se sentó, en primera fila, junto a su novio, Javier Bardem. Algo que, aunque parezca lo más normal del mundo, habían evitado desde que comenzó su relación. Ni siquiera él le entregó a ella el Oscar a la mejor actriz de reparto como correspondía.

Más que Penélope Cruz y Javier Bardem se dejasen por fin fotografiar juntos, me encantó la presencia de Pedro Almodóvar. Mucho se le ha reprochado el enfado con la Academia en los últimos años. De ser yo, aún no les habría perdonado: no tiene nombre el feo de no presentar a los Oscar “Los abrazos rotos”, cuando sí fue elegida por la Asociación de Prensa Extranjera en los Globos de Oro, en detrimento de “El baile de la victoria”, vapuleada por crítica y público, que no se comió un colín anoche. El director se fue prácticamente de vacío en lo que a premios se refiere, pero se llevó la ovación de la noche. En el último premio, el de mejor película, asomaron sus canas y el público se levantó. Tras años de desencuentros (llegó a borrarse de la Academia), nadie esperaba su regreso. Hasta a la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, se le escapó un "¡Madre mía!".
"Tenéis un presidente muy pesado", dijo Almodóvar sobre Álex de la Iglesia. "Estoy aquí porque ha insistido hasta la saciedad hasta hace dos días". ¿La clave para convencerle? Si va a los Oscar, donde entregará el premio a la mejor película de habla no inglesa, cómo iba a faltar a los Goya. Y así, de una forma tan aparentemente sencilla, se ha dado por zanjada una polémica de años.

En cuanto a los premiados, a pesar de los 7 premios para “Ágora”, dio la impresión de perdedora por ser la mayoría en categorías técnicas. En cualquier otro año habría arrasado pero en esta edición se topaba con un rival fortísimo, “Celda 211”, que en su día os recomendé y que arramblo con un galardón más, entre ellos actor protagonista y novel, actriz de reparto, mejor dirección y mejor película, todos bien merecidos me parecieron. Al igual que los otorgados a “El secreto de sus ojos”, que también me encantó.

'Gordos' se conforma con el premio a Raúl Arévalo como mejor actor de reparto y 'Yo, también' ha visto cómo Lola Dueñas subía a recoger el Goya a mejor actriz, aunque se le ha escapado el de mejor actor revelación para Pablo Pineda. Como propósito, las palabras del presidente Álex de la Iglesia: "Necesitamos fortalecer la industria para hacer mejores películas y competir con Hollywood" porque "más que artistas o genios alternativos, somos trabajadores". Por una vez, sin tirar de victimismo. Y sin hablar de piratería.

En resumen, un programa estupendo que me ha devuelto la fe en el cine español y en los espectáculos televisados. En gran parte gracias a Buenafuente, el mejor conductor de la gala de todos los tiempos, a mi gusto superior a Rosa Mª Sardà que es la que parece que tenga más prestigio. Para el año próximo, por favor que lo “resuciten”.