viernes, 28 de octubre de 2022

La piel del tambor

 



Sinopsis:
Un hacker informático irrumpe en el ordenador personal del Papa dejándole un mensaje en el que asegura que la Iglesia de Nuestra Señora de las Lágrimas mata para defenderse. Intrigado, el Santo Padre ordena que se investigue el asunto. Monseñor Spada asignará la misión a su mejor agente, el sacerdote Quart, poseedor de una larga experiencia en los asuntos oscuros de la Santa Sede. Entre tanto, en Sevilla, la aristócrata Macarena Bruner, una hermosa divorciada que es dueña de los derechos sobre el terreno donde se alza Nuestra Señora de las Lágrimas, escandaliza a la ciudad con sus amores inapropiados con un bailaor flamenco, mientras coquetea por Sevilla y hace parte principal de un grupo que se resiste a dejar demoler la Iglesia.


El sábado volví al bus para ir al cine, bien acompañada de Mari Pau y Nati. Vimos, como no podía ser de otra manera, La piel del tambor. Como la releí este verano, tenía la novela fresquita y, en líneas generales, no se aleja demasiado de la esencia. Hay cambios que me han molestado, sin embargo. Al padre Quart lo han transformado en irlandés, lo que obviamente se puede inferir del apellido. El amante de Macarena no es torero sino bailaor flamenco, lo que propicia un numerito folklórico para la audiencia internacional. 


El problema de estar rodada en inglés es que los actores españoles no se doblan a sí mismos y resulta extrañísimo oír a Rodolfo Sancho o Amaia Salamanca, entre otros, con otras voces que no son las suyas. Lo otro que me ha enfadado es la escena de amor, mucho más pacata que la que describe don Arturo Pérez-Reverte. Un desperdicio, la verdad. Menos mal que hay momento ducha, aunque no tan lucida como la del Quart de Roberto Enríquez. Con todo, la película resulta entretenida entre suspicacias vaticanas y escenas de acción que borda Richard Armitage, también atractivo y ajustado al personaje. 



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