martes, 13 de enero de 2015

The Imitation Game (Descifrando Enigma)



Sinopsis:
Biopic sobre el matemático británico Alan Turing, famoso por haber descifrado los códigos secretos nazis contenidos en la máquina Enigma, lo cual determinó el devenir de la II Guerra Mundial (1939-1945) en favor de los Aliados. Lejos de ser admirado como un héroe, Turing fue acusado y juzgado por su condición de homosexual en 1952. 

En las pasadas vacaciones fui un día al cine a ver esta película. Era la primera sesión de la tarde de un viernes, de modo que no me esperaba mucha afluencia. Aparte de mí, otros ocho espectadores. Todos hombres. No sé si serían benedictinos o simplemente cinéfilos, pero me llamó la atención. Antes de empezar la proyección, uno de ellos le contó a su compañero de butaca la vida de Turing de pe a pa. Me giré y le lancé una mirada de asesinaspoilers. No por mí, que ya sabía a lo que iba, sino por si le chafaba la trama a los seis restantes.


Aparte de la información histórica sobre el personaje y su logro, al alcance de cualquiera, en mi caso han sido meses de ver avances, tráileres, leer entrevistas e incluso el propio guion del film, tenía miedo de que me resultase predecible, a pesar de la presencia benedictina. No fue así. Me sumergí en la historia (o en la Historia), me sedujeron y me acongojaron los ojos heterocrómicos de Benedict Cumberbatch y me rendí a su talento interpretativo que, me temo, no va a ser reconocido públicamente como se merece (léase los Globos de Oro de anteanoche). La gran pena fue no haber podido disfrutar de su voz.

Uno de los grandes aciertos de la película es que emociona sin caer en sentimentalismos facilones (de lo que sí peca, por ejemplo, La teoría del todo, que otro día comentaré). Aunque se me puso la lágrima en el ojo, lo que no es raro en mí, no llegué a llorar porque me distrajo el sonido de varios espectadores sorbiéndose los mocos en un intento vano de disimular la sentida emoción acompañada de llanto. Eran señores, evidentemente, hechos y derechos. Lo sé porque tuve la poca vergüenza de esperar a que saliesen todos y volver a contarlos.

Una joyita de película.


1 comentario:

Johnny dijo...

Tengo que verla.