Mi boda

Como os he ido avanzando, por fin me he casado. Fue el domingo 10 de junio. Por la mañana me trasladé a casa de mi hermana para arreglarme allí. Como veis en las fotos, mi concesión al blanco fue una blusa con ese fondo y estampado en tonos de lila, igual que la falda y el precioso tocado que me confeccionó mi cuñada Dolores. El maquillaje fue discreto, sobre todo porque no quise que me tocasen los ojos por el reciente problema. El outfit se completó con un divino ramo de flores que también me elaboró mi cuñada y un bolso de plumas que me prestó mi sobrina Sonia. 

 

A la 1 cuando salí junto con mi familia ya había un montón de gente esperando para verme, entre los que se hallaban muchas de mis amigas, e incluso los ingleses a quienes doy clases de español. Crucé la escasa distancia que me separaba del Ayuntamiento donde me aguardaba Pedro y su familia. Como por fin es accesible, subimos en el ascensor hasta la segunda planta para llegar al salón de plenos. Mi quinto, el señor alcalde, ofició una ceremonia sencilla y amena en valenciano (a petición mía) y mis amigas Guapetonas pronunciaron unas emotivas palabras. Los padrinos fueron mi hermana y José María, un amigo de Pedro.

De la salida apenas recuerdo nada que no fuera intentar protegerme de la avalancha de arroz, pétalos y confetis varios. Sé que me hicieron un montón de fotos pero no me acuerdo de con quién. Marco, el amigo fotógrafo de Pedro, fue el encargado de inmortalizar el evento. Cuándo me las haga llegar es otra cuestión.

De allí al restaurante Nou Palacio. 27 adultos y 4 niños ocupamos una mesa larga y nos dispusimos a disfrutar del menú escogido, ni el más barato ni el más caro. No faltaron las peticiones de que se besen los novios ni el cumpleaños feliz para Pedro por su medio siglo. Cortamos la tarta nupcial y regalamos sendos ramos de flores a nuestras respectivas madres. Recordé que, cuando se casó la mayor de las hermanas de Pedro, esta me hizo entrega de su ramo de novia, de modo que yo hice lo mismo con la hermana pequeña, que se emocionó. En fin, todo transcurrió con normalidad y armonía. No podía pedir más.