viernes, 12 de diciembre de 2008

Bautizo de Anna

El domingo 30 de noviembre a mediodía mis vecinos Leonardo y Verónica bautizaron a su hija Anna. Menos mal que la iglesia está cerquísima pues estaba lloviznando. Anna se portó de maravilla pues no lloró cuando la rociaron con agua del río Jordán, traída por una tía suya en un reciente viaje a Tierra Santa.

A Agost también ha llegado la moda de poner nombres raritos a los críos: por ejemplo, de los seis bautizados, recuerdo que a dos niñas las llamaron Selene y Nayara. ¿Dónde quedaron aquellos tiempos en que sólo se podían poner nombres del santoral? Menos mal que la Iglesia se va modernizando en algunas cosas pero de momento no en las fundamentales.

En la foto de arriba, Leonardo y Adrián, padre y padrino de Anna. En la de abajo, Verónica, la guapa mamá.
Tras la ceremonia, el generoso padrino, el hermano menor del padre de la criatura, cumplió con la tradición de lanzar caramelos y monedas a los invitados en el camino desde la parroquia al restaurante Nou Palacio donde comimos opíparamente. Además, nos lo pasamos en grande ríe que te ríe pues nos sentamos en la mesa de los amigos de los padres de la niña. La juventud, ayudada por una sucesión de botellas de vino, hicieron gala de su buen humor del que nos contagiamos si es que no queríamos amuermarnos. Lo cierto es que nos lo pasamos muy bien.
Anna, en brazos de su abuela paterna.

1 comentario:

maria esther dijo...

La niña es preciosa y esta muy hermosa.