Harlee Santos (Jennifer Lopez) es un detective de policía de Nueva York y madre soltera que lucha con problemas financieros. Cuando ella se encuentra atrapada en una redada contra la corrupción del FBI, deberá elegir entre hacer lo correcto para su hija o encubrir a sus corruptos compañeros de trabajo de la policía .
Me llamó la atención que toda una estrella como Jennifer López (me resisto a escribir el apellido sin tilde) protagonizase una serie de televisión. Luego me enteré que era la productora también, lo que explica su presencia. Además, está respaldada por Ray Liotta, cuya mirada de psicópata no ha perdido con los años.
Aunque en mi opinión sobraban unos cuantos episodios, no ha estado mal esta historia de policías corruptos cuya podredumbre se extiende hasta las altas esferas. Lo curioso del caso es que el personaje de JLo, aunque es una policía de barrio, siempre va impecable, peinada y maquillada, incluso recién salida de la ducha. Por si no fuera poco, el resto de las actrices de la serie son bastante menos agraciadas que ella, no sea que le hagan competencia.
De vuelta a la serie, al final acabé cansada de tanto topo espía y contraespía y de tanta violencia, aunque no me importó el final poco ortodoxo legalmente de un maltratador. Me encendía la sangre el muy desgraciado.
Ha renovado para una segunda temporada, que no me interesaría en principio, ya que vaticino más de lo mismo. Si cambio de opinión, os lo diré.
1 comentario:
Es que la corrupción da para muchas tramas. Las de ficción y (desgraciadamente) las otras.
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