viernes, 29 de julio de 2016

La leyenda de Tarzán



Sinopsis:
Ya hace años que Tarzán abandonó la jungla africana para llevar una vida aburguesada como John Clayton III, Lord Greystoke, junto a su esposa Jane. Pero un día le ofrecen el cargo de embajador en el Congo. En realidad, todo forma parte de un plan ideado por un capitán belga, aunque los responsables de llevarlo a cabo no están preparados para ello. 

La mayoría de las películas que comento las he visto en casa, pero para esta me di el lujazo de la pantalla grande del cine. Veamos: un peliculón no es, pero tampoco para desechar. Creo que es una aceptable aproximación al mito para las nuevas generaciones, acostumbradas a los efectos de “dibujos animados”, como los llamo yo. Y es que ahora sería impensable trabajar con animales de verdad, por los movimientos animalistas y la propia seguridad de los actores. Además, se le ha dado un tono anticolonialista y antiimperialista que queda muy bien.


Alexander está imponente con esa estatura suya y esos musculazos que se tuvo que currar durante ocho meses a base de horas de gimnasio y pasar hambre, como él mismo confiesa. De todas formas, lo prefiero con su buenorrismo natural. Se le critica su hieratismo. Señores, el Tarzán de siempre no se ha caracterizado por ser la alegría de la huerta, ni en versión salvaje ni como lord inglés. Aun así, tiene un par de planos en que sonríe que son para incendiar África entera. Aunque sigo reclamando el taparrabos de toda la vida.

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