Cuando Fred Flarsky se reencuentra inesperadamente con el primer amor de su vida, que ahora es una de las mujeres más influyentes del mundo, Charlotte Field, logra llamar su atención gracias a su peculiar sentido del humor y a su visión idealista del mundo y de la política. Mientras se prepara para aspirar a la presidencia del país, Charlotte contrata a Fred para que sea el encargado de escribir sus discursos. Sin embargo, Fred se va a encontrar como un pez fuera del agua en el equipo de élite de Charlotte.
La comedia romántica intenta reinventarse y adaptarse al siglo XXI: la mujer tiene un papel activo, no es la doncella indefensa que espera a que un caballero andante la rescate. Estamos, pues, en un periodo de transición que produce películas como estas
La protagonista no avanza más en el mundillo de la alta política porque este está dominado por hombres de mucha menos valía que ella, por no llamarlos directamente tontos. Por ejemplo, el presidente de Canadá, con la única preocupación de ligar y salir guapo en las fotos, cosa que consigue porque lo encarna Alexander Skarsgård con su peculiar sentido del humor para reírse de sí mismo.
El hombre que sí la valora por sus cualidades intelectuales, además de las físicas, es un pobre periodista, poco atractivo, la verdad. Y aun así, la guapa se enamora de él. ¿A que no os imagináis la situación contraria? Queda mucho por recorrer.
1 comentario:
Cierto, queda mucho camino.
A propósito, tengo que pedir perdón porque a primera vista me pareció que el actor que encarnaba al presidente de Canadá se parecía a Pablo Casado. No es que este último sea feo, ni mucho menos, pero comparado a nuestro Alexandeeerrrr...
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