sábado, 10 de agosto de 2019

Padre no hay más que uno



Sinopsis:
Javier es lo que hemos bautizado como un “marido-cuñao”. Ese que sin ocuparse en absoluto de lo que supone el cuidado de la casa y de los niños, sabe perfectamente qué es lo que hay que hacer, y que continuamente regala a su mujer frases del tipo: “Es que no te organizas”, o “no te pongas nerviosa”, ya que considera que su desbordada mujer se ahoga en un vaso de agua. Javier tendrá que enfrentarse a la realidad que supone bregar con cinco hijos (de entre cuatro y doce años) cuando su mujer decide irse de viaje y dejarle solo con ellos.

Pedro quería ver la última película de Fast and Furious, que no me atrae en absoluto, así que busqué en la cartelera qué ver yo mientras. Por descarte, entré en Padre no hay más que uno. La comedia blanca familiar parece un género en desuso. Santiago Segura lo rescata al dejar de lado las guarrerías torrentinas para pergeñar una película que se pueda emitir en el Cine de barrio dentro de unos lustros, quizás con él mismo de presentador.


Retoma el espíritu de clásicos españoles como La gran familia, orientándolo a los tiempos actuales, con la paradoja de que no son habituales las familias de cinco vástagos del mismo matrimonio. Por supuesto, no todo son travesuras de los críos sino que también hay guiños para los adultos, menos mal. Uno de los subtemas es el cuñadismo, tanto en versión masculina como femenina, que para eso cuenta con dos cómicos como Leo Harlem y Silvia Abril, que -me dio por imaginar- en una versión sesentera podrían haber sido José Luis López Vázquez y Gracita Morales, al igual que la pareja Santiago Segura y Toni Acosta bien podría tener su equivalente en Tony Leblanc y Conchita Velasco. Quizás pensando en ella (o seguramente no), pone el nombre de Conchi a una aplicación que crea para ayudar a los padres con las actividades escolares y extraescolares de su prole.

No hay comentarios: