lunes, 17 de febrero de 2014

Celillos



El sábado conté a Mari Pau la siguiente anécdota y me animó a que la compartiera en el blog.

Sucedió el lunes pasado cuando hizo un día del demonio, entre frío, viento y lluvia. Es tal el miedo que me da volver a resfriarme que pedí a Pedro que viniera a recogerme en coche a las 9 a la salida del trabajo.

Dadas las inclemencias meteorológicas, ya me pensaba que no tendría muchos alumnos. De 7 a 8 faltaron pocos, pero en la hora siguiente solo vinieron tres. ¡Pero qué tres! No veáis cómo se puso mi chico (de broma, claro está) cuando le abrimos (encima estábamos encerrados con llave porque el conserje acaba su jornada media hora antes) y me encontró con tres maromos de muy buen ver: uno de veintitantos, otro de treinta y pico y el tercero de cuarenta y pocos. ¡Las veces que me lo ha restregado por la cara! Menudo cachondeo llevamos ;-))

4 comentarios:

Juanfra dijo...

Ay, que Pedro. Igual se venga ahora él con tres maromas, ja, ja.

ana dijo...

Conchi, qué suerte tienes!! Me da envidia.

maria esther dijo...

com es aixo.ya mo contaras

Johnny dijo...

Pues no era para menos, la profesora y los alumnos, como peli de clasificación "C" jejeje