Ya habréis oído en las noticias que este fin de semana hemos tenido un temporal de los que hacen historia. Por desgracia, será una historia de las tristes, pues ha dejado tras de sí un reguero de destrucción, pena y desesperación. Si bien en Cantabria no ha dejado ningún muerto (al menos que yo sepa), sí que ha truncado unas cuantas vidas, pues ha destrozado algunos negocios de tal manera que sus dueños se están planteando no abrir.
Sin embargo, entre tanta desolación también hay un lugar para la belleza y magnificencia de la Naturaleza en plena furia destructiva.
3 comentarios:
Si la naturaleza no tiene límites, sí debería poseerlos la estupidez humana. ¿A quién se le ocurre acercarse a semejante furia poseidónica? Qué desgraciados accidentes ocurren por creernos superiores a las fuerzas meteorológicas, como si por ser racionales fuéramos inmunes a su poder. Qué ignorantes somos.
Yo soy de montaña, a mí el mar me gusta cuanto más lejos mejor.
La naturaleza es tremenda en su magnitud, respeto debemos tenerle siempre.
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