martes, 3 de mayo de 2016

Capitán América: Civil War



Sinopsis:
Después de que otro incidente internacional involucre a Los Vengadores, causando varios daños colaterales, aumentan las presiones políticas para instaurar un sistema que exija más responsabilidades y que determine cuándo deben contratar los servicios del grupo de superhéroes. Esta nueva situación dividirá a Los Vengadores, mientras intentan proteger al mundo de un nuevo y terrible villano. 


Como el viernes tenía vacaciones, fuimos al cine. Por supuesto, entramos a Capitán América: Civil War. Me preguntó por qué razón no se tradujo el subtítulo. La cuestión es que las más de dos horas y media de metraje se pasan en un suspiro. A las escenas de acción propias de estos casos, tan complejas por la cantidad de personajes que intervienen, se añade una premisa moral de más peso que en anteriores películas: ¿deben los Vengadores someterme a un poder gubernamental o actuar por su cuenta cuando lo consideren necesario? Estas opciones encontradas, respaldadas por Iron Man y el Capitán América respectivamente, son las que provocan la confrontación entre ellos y sus respectivos aliados. No se trata de combatir alienígenas que pretenden destruir el mundo, de ahí que el enemigo, más terráqueo, tenga menos entidad. Los Vengadores presentes (faltan Hulk y Thor) están madurando, razón por la que no hay tanto humor como en películas precedentes.


Más allá de los efectos especiales y la perfecta factura que presentan estos productos, creo que gran parte del éxito de Marvel es que cuenta con actores solventes. Nadie puede imaginar a otro Tony Stark que el gran Robert Downey Jr, mucho más contenido aquí porque ha roto con Pepper y porque se enfrenta a trágicos recuerdos personales. Las nuevas tecnologías permiten recrear su juventud en una escena, supongo que basándose en imágenes de sus primeros trabajos como El cazachicas o Golpe al sueño americano, que llenaron mis tardes ochenteras de VHS y donde ya me cautivó. La carita de niño bueno y el cuerpazo de Chris Evans se ajustan a la imagen de Steve Rogers. Además, cuenta con veteranos de prestigio como William Hurt o talentos europeos como Daniel Brühl, Martin Freeman o Tom Holland, el nuevo Spiderman. A propósito de este personaje, me daba pereza otro más, pero he de admitir que el chaval roba el show con su simpatía y desparpajo. La que ha rejuvenecido es la tía May, encarnada en una maciza (quinta mía, la muy asquerosa) Marisa Tomei. Y no podía faltar la aparición estelar de Stan Lee: muy mal tiene que estar la tercera edad en EE.UU. cuando ancianos de su edad trabajan de repartidores.


Los aficionados al género nos quedamos a la secuencia adicional tras los primeros títulos de crédito, pero los marvelitas de pro, los frikis, aguantamos los interminables créditos siguientes, donde parece que salga hasta el nombre del cuñado del que abrillanta el escudo del Capi, para ver la segunda secuencia de regalo. Esperaba que fuera relacionada con el Doctor Strange pero me quedé con las ganas. Tiempo habrá...


Mi nivel de frikismo llegó al punto de darme el capricho de comprar uno de estos vasos.

1 comentario:

carolina dijo...

Espero poder verla, seguro que está muy entretenida. En cuanto a los viejecitos que trabajan de repartidores, creo que ahora mismo eso no debe de ser tan rato en los USA, donde millones de trabajadores no logran salir de pobres.