sábado, 30 de diciembre de 2017

Canción de cuna





Sinopsis:
Una noche Mary McFarland, una joven católica de clase media, tuvo una pesadilla, un sueño morboso e inexplicable. Y poco después descubrió con estupor que estaba embarazada. La noticia conmovió a la familia. En su entorno, nadie dio crédito a su inocencia, pero la ciencia médica le brindó su inesperada ayuda... Paulatinamente, una posibilidad fue tomando forma.

Esta novela está escrita en los 80 y ambientada en los 60. Leída desde el siglo posterior resulta curioso como poco. Nunca había oído hablar de la partenogénesis; me planteé incluso buscar en internet información pero me dio pereza, la verdad. El caso es que trata un tema peliagudo para la segunda mitad del siglo XX, en tanto que el conflicto entre ciencia y religión seguía tan candente como en tiempos de Darwin. No es que ahora lo tengamos superado, pero al menos algo se ha avanzado.

Lo mismo podría decir sobre la sexualidad femenina y los derechos de la mujer sobre su propio cuerpo. Como anécdota, sabiendo que las consultas médicas suelen tener retraso, me llevé este libro al hospital el día 13, donde ocupé toda la mañana entre radiografías, pruebas y visitas al neumólogo y a la neuróloga. A la espera de que me llamasen para las placas, empecé el primer capítulo, que contiene una tórrida escena sexual, la única de toda la novela. Me dio risa tonta pues no era el lugar más idóneo para semejante lectura.
 
El tema principal, el del misterioso embarazo virginal, me interesaba menos que las relaciones entre los personajes secundarios. Aquí es donde se aprecia la maestría de la autora, al provocar nuestro interés en continuar la lectura aunque no nos apasione el hilo conductor.

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