martes, 5 de febrero de 2008

La escafandra y la mariposa



La escafandra y la mariposa es una joyita de película, basada en la historia real del redactor en jefe de la revista Elle, Jean-Dominique Bauby. Gozó de una vida plena, era inteligente y tenía mucho éxito con las mujeres, pero un ataque cerebro vascular en 1995 acabó con la vida que conocía hasta el momento. Cualquiera se hubiera dado por vencido, pero después de varios días en coma, el periodista recuperó el conocimiento, aunque estaba inmóvil atrapado en su propio cuerpo, la escafandra. La única parte de su cuerpo que podía mover era su párpado izquierdo, la mariposa. A través de él se comunicaba con el mundo exterior, su imaginación, sus recuerdos y su mente estaban más vivas que nunca y decidió contar su historia en un libro en el que relataba su experiencia tras el ataque, sus recuerdos y sentimientos, ayudado por un par de maravillosas médicos, su ex-mujer y una ayudante que transcribía lo que el comunicaba mediante su párpado. Este hecho esta narrado de forma conmovedora, transmitiendo sensaciones tan diferentes como tristeza, alegría, optimismo, pesimismo y sin perder nunca un agradecible y sutil sentido del humor.


El director, Julian Schnabel, en una decisión tan arriesgada como valiente, nos cuenta gran parte de la película desde el punto de vista de Bauby y ese único ojo que le sirve de conexión con el mundo. Y el resultado, aunque difícil al principio, acaba siendo uno de los grandes aciertos de la película. Cabe destacar una interpretación sin igual del actor Mathieu Amalric.



Esta película es la historia de un luchador que, a pesar de la desesperación inicial, no se dio por vencido y que enseñó a otros a valorar lo verdaderamente importante de la vida, lo que él mismo había descuidado mientras tenía salud. Una lección de energía y vitalidad que marcan a cualquier espectador que se decida a ir a verla. No será un éxito de taquilla; de hecho, es tan personal que no me atrevería a recomendarla pues no es el tipo de cine que estamos acostumbrados a ver. Lo que sí puedo decir es que me emocionó y me encantó. Y no creo que fuera por mi condición de discapacitada: creo que todo el mundo, por sano que esté, nunca se siente libre del todo, siempre notará una escafandra que en un momento dado aprisiona y ahoga. Como contrapartida, asimismo todos tenemos en nuestro interior, aunque a veces no sepamos encontrarla, esa mariposa que nos da libertad y nos hace sentirnos vivos como seres humanos.

1 comentario:

Mari Pau dijo...

La parte más maravillosa de nuestro cuerpo es el cerebro y él lo conservaba en un estado óptimo, a pesar de su ataque, y lo que más importante, conservava sus ganas de vivir intactas.