El sábado pasado, el Día de la Mujer, fui a un acto conmemorativo en la Casa de Cultura. Tras la presentación, se proyectó un power point sobre la historia de la lucha de la mujer por conseguir la igualdad. Fue cortito, así que no se hizo pesado. A continuación, actuó el orfeón Mare Nostrum, cuyo director es agostense, con un repertorio de habaneras, tangos, pasodobles y, sobre todo, zarzuela. El siguiente acto fue el reconocimiento social a una paisana mía de 101 años, "la tía Guilla", la mar de lúcida y que todavía camina con la ayuda de una muleta. A la salida, a todas las mujeres nos regalaron una rosa. Sin embargo, aquí no había acabado todo. Pasamos a la sala de exposiciones a ver una idem sobre “La mujer en el arte”, a cargo de la Asociación de Artistas Alicantinos. Volveré otro día a verla con más tranquilidad y menos gente. Por último, habría una “picaeta”, que es como llamamos aquí al vino de honor pero con más presencia de comercio que de bebercio. No me quedé porque era tarde y no me sienta bien cenar fuera de lo acostumbrado.
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