A finales de la II Guerra Mundial (1939-1945), a un selecto grupo de historiadores, directores de museos y expertos en arte, tanto británicos como norteamericanos, se les encomienda la importante y peligrosa misión de recuperar las obras de arte robadas por los nazis durante la guerra para devolvérselas a sus legítimos propietarios. Era una misión imposible: las obras estaban muy bien custodiadas y el ejército alemán tenía orden de destruirlas en cuanto el Reich cayera. Pero aquellos hombres, en una carrera contrarreloj, arriesgaron sus vidas para evitar la destrucción de miles de años de cultura de la humanidad. Basada en hechos reales.
Sin poder decir que me disgustó, al contrario, se ve con agrado, no me pareció una película redonda. Los actores son estupendos y caen bien, pero no acabo de creérmelos. Quizá peque de prejuicios, pero me cuesta ver a esos estadounidenses con aire de gamberretes como amantes del arte dispuestos a arriesgar sus vidas por él. Tampoco le acaba de encontrar el tono a la peli con tantos saltos entre comedia y toques sensibleros. En la superficie, es una peli de buen rollito, de dejar buen sabor de boca. Eso sí, no hay que rascar debajo, no sea que el arte dé paso a una falsificación.
1 comentario:
Por los actores vale la pena verla.
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