jueves, 22 de mayo de 2014

Quino, nuevo Príncipe de Asturias de Comunicación



Pocos premios se habrán encontrado con tanta unanimidad de la opinión pública. Tengo todos los libritos de Mafalda y me encanta esta niña protestona y preguntona junto a los amiguitos tan dispares con los que se relaciona. ¡Que buenos ratos me han hecho pasar!

Joaquín Salvador Lavado Tejón (Mendoza, Argentina, 1932), a quien todos conocen como Quino y más aún como el creador de Mafalda, es el nuevo premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades.

Según el jurado, el humorista gráfico ha sabido combinar con sabiduría "la simplicidad en el trazo del dibujo con la profundidad de su pensamiento".

El acta del premio, a la que ha dado lectura el presidente del tribunal y director del Instituto Cervantes, Víctor García de la Concha, recuerda que el dibujante argentino alcanzó fama internacional con la creación del universo de Mafalda, "una niña que percibe la complejidad del mundo desde la sencillez de los ojos infantiles".

Mafalda es "inteligente, irónica, inconformista, contestataria y sensible", sueña con un mundo "más digno, justo y respetuoso con los derechos humanos" y los "lúcidos mensajes" que Quino transmite a través de su personaje siguen "vigentes" cincuenta años después de su nacimiento.

Asimismo, incide en que su obra conlleva un enorme valor educativo y ha sido traducida a numerosos idiomas, "lo que revela su dimensión universal", y sus personajes "trascienden cualquier geografía, edad y condición social".

Este año se cumple además el 50 aniversario de la creación de la incómoda niña argentina de 6 años que Quino dibujó durante nueve años.

http://www.diarioinformacion.com/sociedad/2014/05/21/quino-premio-principe-comunicacion/1504518.html


1 comentario:

carolina dijo...

Yo me identifico con Felipe, el niño soñador y un poco cobardón. Aparte de Mafalda, Quino tiene también otras viñetas que hacen pensar a la vez que son divertidas. Me acuerdo de una en la que un mono duerme debajo de un árbol y sueña que consigue ponerse sobre dos patas - lo cual le hace sonreír -, luego, que se le va cayendo todo el pelo del cuerpo al tiempo que anda cada vez más erguido - cosa que hace más amplia su sonrisa -, luego, que inventa la lanza (aquí la sonrisa flaquea), más tarde la espada, más tarde el fusil, luego, el misil... y aquí el mono despierta completamente angustiado y lo primero que hace es colgarse de un árbol. Y a nosotros se nos congela la sonrisa igual que a nuestro antepasado, el pobre monito.