Con retraso os cuento que el antepasado fin de semana se celebró la XV Feria Artesanal y Gastronómica en Agost. Como el día de la Comunidad Valenciana cayó en domingo y el del Pilar sería miércoles, no se pudo alargar por lo que se limitó a tres días, lo que no estuvo mal. Entre la alta concentración de actividades, acudí el sábado 8 a pasear por los puestos, acompañada por Pedro, su hermana pequeña y el novio de esta que vinieron a pasar el día con nosotros. Por la tarde vimos a una agrupación, cuya procedencia no recuerdo, bailar con bastones y efectuar un “castellet”, donde unen fuerzas en la base para ir formando una torre humana que culmina un niño.
Hablando de críos, son múltiples las actividades dedicadas a ellos, por lo que mis peques la pasaron pipa; además, Luna ganó una yincana y la obsequiaron con la pieza del año. Su yayi estuvo ocupada preparando deliciosos buñuelos con las Amas de Casa.
El domingo por la tarde estuve en la ruta de la alfarería. En efecto, como si fuera una turista más, me apunté de nuevo a este recorrido que pasa en su mayor parte por la zona donde yo he vivido casi toda mi vida. Lo que explicó la guía no me resultaba nuevo, claro está, pero me encanta ver la reacción de las personas al mundo de la alfarería.
El domingo por la tarde estuve en la ruta de la alfarería. En efecto, como si fuera una turista más, me apunté de nuevo a este recorrido que pasa en su mayor parte por la zona donde yo he vivido casi toda mi vida. Lo que explicó la guía no me resultaba nuevo, claro está, pero me encanta ver la reacción de las personas al mundo de la alfarería. Después fui a ver la representación de las danzas del Rey Moro. Solo para este día de la feria hay un rey moro y una reina mora especiales, que no serán los que celebren la fiesta grande a finales de diciembre. Ya sabéis que en Agost nos apuntamos a todo lo que sea fiesta, en especial lo que es autóctono nuestro, de modo que los vítores al son de la dulzaina y el tambor no faltaron.
Para rematar la jornada y servir de acto de clausura de la Feria, nos desplazamos al auditorio para ver un documental sobre el 50º aniversario del rodaje en Agost de El regreso de los siete magníficos. Mi amigo cineasta, Enrique Vasalo, lo rodó y lo montó contando con imágenes del Nodo y entrevistas a gente que participó en aquel rodaje, además de opiniones de críticos de cine y profesores de la Universidad que es ocuparon de comentar tal acontecimiento. Como colofón, la orquesta de cámara Ciudad de Elda ofreció un concierto de bandas sonoras de películas, incluida la tan característica de la película homenajeada que ya es la definitoria del western clásico. Lástima que a nadie se le ocurrió pensar que también en el auditorio había un servicio de restauración y los ruidos de la gente comiendo y bebiendo molestaban la audición de tan evocadoras músicas.
1 comentario:
Qué animado se ve Agost en esas fotos, qué bonita está Luna... y madre mía ¡qué pinta tienen esos buñuelos! Vale que ahora mismo tengo un hambre que estoy pensando en darle un muerdo al teclado, pero creo que de todas formas se me irían los ojos tras ellos. Mi enhorabuena a las cocineras.
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