Sinopsis:
Una pareja de carniceros adopta a Tristan, un niño deforme que, frente a la hostilidad de los demás, crece refugiándose en la pintura. Lleva un collarín para esconder su malformación, y sólo se expresa con gestos.
Desde la Comuna de 1871 hasta el principio de los años 20, Tristan descubre el universo de los mataderos y de las galerías de arte, hasta volverse un genio de la pintura. Lienzos color sangre, secretos familiares celosamente escondidos, asesinatos misteriosos, el rojo domina en este fresco histórico con la revolución impresionista como telón de fondo.
Ya veis que últimamente me estoy aficionando a la novela gráfica. Esta, sin embargo, no es de las que más me han gustado.
Sin cuestionar la calidad de las ilustraciones y la ambientación histórica tan bien conseguida, el relato a veces me parecía confuso y no distinguía a ciertos personajes de otros. Tenía que volver páginas atrás para enterarme de qué estaba pasando y qué relación guardaba con los primeros acontecimientos. O es que yo me encontraba espesita aquella tarde de Semana Santa.
Seguiré con los otros ejemplos de cómics que se hallan en la biblioteca local y seguro que retomo la afición.
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