martes, 10 de octubre de 2017

Cena de quintos



El viernes 29 de septiembre estuve de sarao en la anual cena de quintos. Para dar una sorpresa al sector masculino del grupo, aunque nunca equiparable a sus performances, las chicas nos pusimos de acuerdo en un cierto dress code: vestir de negro y llevar guantes y pamela. Para los accesorios, mi amiga Rosa acudió a los bien surtidos chinos y nos solucionó la papeleta a unas cuantas. En cuanto a la ropa, tenía pensado qué ponerme cuando la víspera vi en el mercadillo una blusa negra adornada con flores muy similares a las de la pamela. Me fue imposible contener la vena de postureo y me la compré sin hacerme ninguna falta. No tengo remedio, lo sé.


Unas bajas de última hora por cuestiones de salud redujeron el número de asistentes a una veintena, lo que yo llamo el "núcleo duro". Para que los chicos no envidiasen nuestras testas cubiertas, les regalamos un bombín a cada uno, aunque luego hubo varios intercambios.


La cena tuvo lugar en el restaurante propiedad de una quinta, lo que implica que nos tratará bien. El menú consistía en coca a la pala, jamón y queso curado, calamar nacional a la romana, croquetas caseras de jamón.. y de merluza, gamba al ajillo, de entrantes. De plato principal, a elegir entre entrecot, solomillo de buey, atún a la plancha  o emperador. De postre, pedí el brownie de chocolate, obviamente. Todo esto, bebida y copas incluidas, 25 euros. Con el gran detalle de disponer las mesas en cuadrado para que todos nos viésemos las caras.


Lo mejor de todo fue la compañía y el buen humor de mis coetáneos, a los que quiero como si los conociera desde ese 1964 que tenemos en común.


No hay comentarios: