viernes, 13 de octubre de 2017

Guadalupe



Más de un mes después, acabo el relato de mi viaje por tierras extremeñas. Hay quien guarda lo mejor para el final y este es el caso. La visita a Guadalupe del 9 de septiembre fue doblemente emotiva, por la maravillosa arquitectura del Monasterio y, sobre todo, por reencontrarme con mi querida amiga Ana. Desde aquel lejano 1997 en que nos conocimos en un memorable viaje por Centroeuropa, aunque nos hemos visto en otros destinos, yo tenía pendiente ir a su pueblo. Cuando vi en el itinerario de las Amas de Casa que se visitaba Guadalupe, me decidí a ir.


Nadie mejor que ella para advertirme de las barreras arquitectónicas (tan propias de este viaje) de su localidad y, por consiguiente, para guiarme por el camino menos complicado. No solo conté con su hospitalidad sino también la de su familia: su sobrina Guadalupe, a la que conocí tan chiquita en aquel viaje, y su marido Miguel; y la hermana y el cuñado de Ana, con los que coincidí en Alboraya.


No podía tener mejores guías para visitar el impresionante Real Monasterio de Nuestra Señora de Guadalupe, Patrimonio de la Humanidad desde 1993, que fue mandado construir en el siglo XIV por el rey Alfonso XI de Castilla, en agradecimiento a la Virgen tras su victoria en la batalla del Salado, en 1340.


Desde su fundación, se convirtió en uno de los principales centros de peregrinación de la península Ibérica, al que acudía con frecuencia la reina Isabel la Católica.


Como la víspera de la visita se había celebrado la festividad de la patrona, pude ver la ceremonia en que la devuelven a la Virgen a su camarín.



Guadalupe se vincula con Cristóbal Colón por las visitas que el navegante hizo a la villa antes y después del descubrimiento de América. Frente a la fachada del monasterio se conserva la pila (véase la segunda foto) donde fueron bautizados los primeros indios americanos en Europa.


Por si todo esto fuera poco, encima degustamos productos gastronómicos de la zona en casa de Ana. Lástima que el tiempo apremiaba, por lo que la visita fue demasiado corta. Desde aquí, mi cariño y agradecimiento a mi amiga y a su familia por la mañana tan maravillosa que pasé con ellos, y el deseo de que nos volvamos a ver pronto.



1 comentario:

ana dijo...

Muchas gracias! El placer fue para mí y mi familia, lástima de la brevedad, pero intensa.