miércoles, 11 de abril de 2018

Tormenta de nieve y aroma de almendras




Sinopsis:

Martin Molin, el joven policía ayudante de Patrik Hedström, viaja a una isla cercana a la costa de Fjällbacka para pasar las fiestas navideñas con la adinerada familia de su novia. En medio de una fuerte tormenta, Ruben, el abuelo y patriarca de la familia, poseedor de una inmensa fortuna, muere en circunstancias extrañas. Martin percibe el sutil aroma a almendras amargas que flota en el aire, claro indicio de un envenenamiento. Inquietos e incomunicados, los invitados tendrán que esperar a que amaine la tormenta. El libro contiene, además, cuatro relatos cortos, independientes, situados en la constelación de Fjällbacka y de sus personajes.

Este blog es testigo de que he leído todas las novelas de Camilla Läckberg ambientadas en Fjällbacka, a excepción de la última, que aún no la tienen en la biblioteca local. De allí he tomado prestado esta recopilación de relatos donde aparecen los conocidos personajes de la saga.

El primer relato, el más largo y el que da título al libro, bebe directamente de las fuentes de Agatha Christie, más que de Sherlock Holmes, que es citado en él. Un lugar cerrado, en condiciones meteorológicas adversas, donde se comete un asesinato y todos son sospechosos. Los interrogatorios revelan secretos familiares que añaden más misterio.

Del resto de relatos, mucho más cortos, destacaré una constante de esta saga: la violencia de género, lo que siempre me ha llamado la atención en una sociedad tan supuestamente civilizada como la sueca.

Dejando aparte el tema literario, lo que me ha enervado es encontrar una falta de ortografía tan aparatosa que me ha provocado vergüenza ajena: el uso de "expirar", que significa 'morir' en lugar de "espirar" o expulsar el aire al respirar. Me figuro que la culpa es del traductor, pero la editorial tendría que tener a alguien que revisase el texto antes de su publicación.

1 comentario:

carolina dijo...

Es verdad, es sorprendente el poco cuidado que se pone en la edición de los textos. Y si hablamos de periodismo digital, ya ni te cuento.