lunes, 9 de noviembre de 2015

El regreso del catón



Sinopsis:
¿Qué pueden tener en común la Ruta de la Seda, las alcantarillas de Estambul, Marco Polo, Mongolia y Tierra Santa? Eso es lo que los protagonistas de El último Catón, Ottavia Salina y Farag Boswell, tendrán que averiguar poniendo de nuevo sus vidas en peligro para resolver un misterio que arranca en el siglo I de nuestra era. Escrita con rigor, con un ritmo que mantiene en vilo a los lectores página a página y capítulo a capítulo hasta el final, El regreso del Catón es una combinación magistral de aventura e historia con la que Matilde Asensi nos atrapa de nuevo para no dejarnos escapar hasta la última palabra.

Terminé de leer ¡por fin! El regreso del catón. Leí El último catón, la novela de la cual esta es secuela, en 2001 cuando se publicó. Huelga decir que no recuerdo apenas nada. Tengo el libro y podría haberlo releído, pero no me apetecía meterme entre pecho y espalda casi 500 páginas antes de las más de 600 de la continuación. Podría decir que conforme iba leyendo me iba acordando de la primera, pero mentiría: solo tenía el recuerdo vago del argumento y lo que la narradora refería. Memoria de Dory, en efecto.

Respecto a la lectura, se me ha hecho pesada, la verdad. No me acordaba de lo exhaustiva que es mi paisana Matilde Asensi con las referencias históricas y la sucesión de nombres impronunciables, lugares, batallas y demás, que llega a ponerse un rato cansina. La narración en primera persona desde el punto de vista de una mujer de mediana edad sería novedosa y divertida si no fuese tan exagerada y redundante: no se puede forzar el humor. Luego está la parte aventurera, mezcolanza de Indiana Jones y James Bond, entre peripecias sobrehumanas y escenarios exóticos, bastante inverosímil pero así es la ficción. En cuanto al componente religioso, que podría sacudir los cimientos del cristianismo, no es ninguna novedad, me temo. El boom de Dan Brown y similares tampoco está tan lejos.

Otro aspecto que me ha llamado la atención son los descuidos lingüísticos, como si hubiera faltado un corrector. Flagrante el uso del subjuntivo en lugar del condicional en las oraciones de este último tipo. ¿Habrá que entonar un réquiem por él como por la segunda persona del plural del imperativo?
¿Tan mala me ha parecido la novela? No, pero me habría gustado más con la mitad de páginas, suficientes para contar la misma historia.

Aun así, seguiré dando un voto de confianza a la autora en sus siguientes trabajos, que creo que tiene el talento para remontar.

1 comentario:

carolina dijo...

Pues así como lo cuentas, a mí me suena bien. Menos lo del estilo un poco descuidado, que es algo que cada vez me chirría más. Y lo gracioso es que seguramente yo misma cometo esas mismas u otras faltas a la hora de escribir. Estamos perdiendo el rigor gramatical, eso está claro. Y es una lástima.