lunes, 16 de noviembre de 2015

Llanto por París, llanto por la humanidad



El viernes por la noche estaba viendo Tu cara me suena, que me parece un programa de entretenimiento muy divertido del que hablaré otro día, cuando me impactó leer en un faldón sobre los atentados en París.

Es tal el sentimiento de rabia, de frustración, de desolación, que no consigo definirlo. Como tampoco logro entender ese grado de fanatismo. Partiendo de la base de que alguien esté tan loco como para inmolarse por unas "ideas", cabe esperar cualquier barbaridad. El papa Francisco ha declarado que matar en nombre de Dios es una blasfemia. Han pasado siglos desde que los católicos lo comprendimos. No pretendo culpar a los musulmanes en general porque quiero suponer que la mayoría defiende la convivencia en paz. Pero ver a miles de refugiados musulmanes huir de un país musulmán sabiendo que corren peligro de muerte y que ningún otro país musulmán los quiere acoger da mucho que pensar. Y duele.

Por si un gesto sirve de algo, el Ayuntamiento convocó una concentración en la plaza de España de cinco minutos de silencio como solidaridad con el pueblo francés y en repudio del terrorismo. Yo me enteré del llamamiento por Facebook por lo que quizá no llegó a mucha gente. De hecho, aparte del alcalde y los concejales, no llegaríamos a media docena más. Pero allí estuvimos.


1 comentario:

carolina dijo...

Puse un comentario en inglés en la página de la organización Aavaz. Lo dejo aquí también:
They don’t have any right to put us under the law of fear, just because we don’t subscribe their own law, which is one of mercilessness and tyranny of mad priests. I can’t believe that Allah, or any other God, would want that gruesome slaughter. If you are going to kill innocent people randomly, say you do it for power, greed, hatred, any reason you choose… but just leave God alone. However, I know that nothing is to be done: it’s terribly easy to claim that God Itself is on your side, many people have been doing so throughout the whole History. Or the People, or the Nation, whatever you name it, although in the end there’s just only one cause: US.