Spectre

Sinopsis:
Un críptico mensaje del pasado envía a James Bond a una misión secreta a México D.F. y luego a Roma, donde conoce a Lucía Sciarra, la hermosa viuda de un infame criminal. Bond se infiltra en una reunión secreta y descubre la existencia de una siniestra organización conocida como SPECTRE. Mientras tanto, en Londres, el nuevo director del Centro para la Seguridad Nacional cuestiona las acciones de Bond y pone en duda la importancia del MI6, encabezado por M. De modo encubierto Bond recluta a Moneypenny y Q para que le ayuden a buscar a Madeleine Swann, la hija de su antiguo archienemigo, el Sr. White, que quizá tenga la clave para desentrañar el misterio de SPECTRE. A medida que Bond avanza en su misión, descubre una estremecedora conexión entre él mismo y el enemigo que busca.

Con dos entradas gratuitas gracias a una promoción de Cocacola, el sábado fuimos a ver Spectre. Por supuesto, no falta ninguno de los requisitos inherentes a la franquicia, todo lo que se espera de una película de Bond, James Bond: escenarios exóticos, mujeres hermosas, cochazos y gadgets, conspiraciones mundiales, malvados megalomaníacos, títulos de crédito elegantes y sexys,... La mezcla de ingredientes es estupenda y da como resultado un producto entretenido y de factura impecable.

Aunque el hierático Daniel Craig no es mi Bond preferido, admito que cumple con su cometido con eficacia. Además, en esta película se cierra el ciclo de su participación. No me entusiasma Christoph Waltz ni entiendo la sobrevaloración a mi juicio. Mi quinta Monica Bellucci está guapísima y es una lástima que salga tan poco. El equipo británico, compuesto por Ralph Fiennes, Ben Whishaw y Andrew Scott (el Moriarty de mi Sherlock) es tan espléndido como cabía esperar. Como curiosidad, el papel de Dave Bautista, el exluchador de la WWE (qué raro verlo tan vestido sin lucir músculos), es un homenaje al fallecido Tiburón, una mole humana quebrantahuesos que  pronuncia una sola palabra.

Ahora queda la incógnita de quién será el próximo agente con licencia para matar. Entre las muchas quinielas se hallan algunos de mis británicos favoritos, pero la incógnita tardará en dilucidarse.